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¿Son malos los alimentos en lata?

Los alimentos en lata permiten garantizar la adecuada conservación de ciertos productos, pero también se han convertido en la opción más práctica para muchas personas que carecen de tiempo para adquirir ciertos alimentos frescos, como puede ser el caso de las sardinas, atún o mejillones. Sin embargo, hay que preguntarse si son malos los alimentos en lata y cuántas veces a la semana se podrían consumir.

A la hora de hablar de alimentación todo lo que haga referencia a excesos resulta negativo, y los productos en lata no se consideran una excepción. El proceso de conservación y enlatado puede variar las propiedades del contenido. En ciertos casos puede derivar en un mayor aporte de nutrientes, pero también en una disminución de vitaminas en comparación con el mismo producto en fresco.



Hay una serie de inconvenientes que presentan los alimentos en lata. En primer lugar hay que destacar que tienen altas cantidades de sodio debido a que se emplea la sal como conservantes, lo que podría afectar a la tensión arterial, con una mayor retención de líquidos y problemas cardiovasculares.

Entre los beneficios de los productos enlatados se encuentra que su contenido en omega 3 es superior respecto a los productos frescos. Esto se explica debido a la utilización de aceite para garantizar su conservación, lo que permite potenciar la presencia de estos ácidos grasos. Tampoco hay que pasar por alto que esto supondrá un incremento de las calorías, del colesterol y de la grasa.

En el caso de las frutas que vienen en bote, cuentan con cantidades de azúcar muy importantes en forma de almíbar. Esto no le convierte precisamente en un producto saludable para todo tipo de personas.

En cualquier caso, aquellas personas que coman con bastante frecuencia alimentos preparados deberán saber que contienen elevadas cantidades de azúcar, sal y calorías, por lo que el mejor remedio es no abusar de ellos. Es una opción eventual para un día concreto, pero no debe incorporarse a la dieta diaria como algo normal. Tampoco pueden reemplazar las propiedades nutricionales que aportan los alimentos frescos.

A la semana se podrían consumir entre dos y tres latas, pero siempre y cuando que esa persona no tenga el colesterol muy alto, sufra problemas de hipertensión, diabetes o retención de líquidos. En la medida de lo posible hay que decantarse por los productos bajos en sal y que no se conserven en aceite.

Entre los beneficios más importantes de la comida en lata se encuentran la posibilidad de consumir ingredientes que de otra manera a lo mejor no se podrían comer debido al precio, la falta de tiempo para prepararlos o porque no estén disponibles en nuestro país.

Cuando se habla de pescados azules en lata, el aporte de vitamina B3 y de ácidos grasos omega 3 es mucho mayor en comparación con el alimento en fresco.

En cualquier caso, lo importante es que se consuma de forma moderada para que no se resienta nuestra salud.

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